Durante este año hemos contemplado cómo pasamos de una de las cosechas más atípicas de la historia, como fue la del 2017 caracterizada por la sequía, a una cosecha diametralmente opuesta, donde las lluvias generosas y las frescas temperaturas, han retrasado la cosecha y dejado su huella. sobre los vinos que disfrutaremos en los próximos meses y años. La vid continúa su ciclo durante un verano con temperaturas y lluvias normales, sin accidentes meteorológicos apreciables y apoyada en una reserva de agua más que satisfactoria. La maduración se desarrolla lentamente y aunque las condiciones de maduración son idóneas, suelo húmedo y temperaturas moderadas (con gran contraste entre el día y la noche), el retraso acumulado nos prepara para una vendimia muy tardía. Los primeros vinos confirman una cosecha de buena calidad, con vinos menos alcohólicos y más ligeros y ácidos que añadas anteriores, con predominio de las notas frescas, cítricas en los blancos y frutos rojos en el caso de los tintos.

Una vez inspeccionada su calidad, la uva se despalilla, se estruja y se premacera a 15 ºC durante 24 horas. Posteriormente se fermenta y macera durante 10 días a una temperatura constante de 25 ºC.

* 34% Tempranillo

* 34% Merlot

* 33% Syrah